Cuando sus trofeos llenos de maleza y ella misma
cayeron en el arroyo lloroso, sus ropas se extendieron
y, como una sirena, la sostuvieron por un tiempo;
mientras tanto, ella cantaba fragmentos de viejas melodías,
como alguien incapaz de su propia aflicción,
o como una criatura nativa e inducida
a ese elemento; pero no pudo ser por mucho tiempo
hasta que sus ropas, pesadas por la bebida,
sacaron a la pobre desgraciada de su melodioso letargo
a una muerte fangosa.
—William Shakespeare, Hamlet
La Ofelia de Millais ha sido admirada por más de dos siglos como una de las obras representativas del arte romántico. Pese a que la obra original se desarrolla en Dinamarca, el artista se encarga de convertirla en un discurso inglés. La selección de flores flotantes se eligió para que coincidiera con la descripción que Shakespeare hizo de la guirnalda de Ofelia, teniendo cada una su propio significado simbólico. Una amapola roja, no mencionada originalmente se cuela en la representación de Shakespeare, simbolizando el sueño y la muerte, mientras que margaritas inocentes y pensamientos de amor en vano rodean el cuerpo.
Millais pintó a su Ofelia en dos etapas. Primero, pintó el paisaje, y luego la figura femenina. Ofelia fue modelada con base en la futura esposa de Dante Gabriel Rossetti, la artista Elizabeth Siddal, que entonces tenía 19 años. Millais la hizo acostarse completamente vestida con un vestido bordado en plata que compró en una tienda de segunda. Acostada en una bañera trazó de ella sus primeros bocetos.
Cuando Ofelia se exhibió por primera vez en la Royal Academy de Londres en 1852, no fue bien recibida. Se dijo de ella que «debe haber algo extrañamente perverso en una imaginación que sumerge a Ofelia en una zanja llena de maleza y priva a la lucha por ahogarse de toda patetismo y belleza». Irónicamente son esos elementos los que la convierten en una obra sacra. La posición de liviandad triste, la mirada perdida de quien ha perdido toda esperanza y simplemente busca un hogar en el fango. La sumisión total a la naturaleza, todos elementos forjados hoy al movimiento romántico convierten a Ofelia en una experiencia nostálgica y maravillosa.