La voz del Globo: cortos de ciudades que retratan la visión de los 30’s

El género del viaje, más allá de la óptica leve y suntuosa de las redes sociales, es en realidad una parte emblemática del cine. ¿Qué otro tipo de filme habla tan directamente del deseo popular de escapar de la rutina y de conocer los fenómenos culturales de una sociedad, cualquiera, para nosotros extraña?

Ir al cine en la década del 30 para ver lugares exóticos y viajar sin moverse de la silla, fue uno de los sueños cumplidos de los fundadores del séptimo arte. Mientras otros inventores como Edison se concentraban en la representación teatral y el circo, los hermanos Lumière enviaban camarógrafos alrededor del mundo para proporcionar todo un espectáculo al público francés. La experiencia resultó ser fascinante para los lugareños como para los encargados de las filmaciones.

Albert Kahn, pionero en la documentación periodística, concibió el proyecto Borgesian Archives of the Planet en 1909 y, durante más de veinte años, hizo una crónica de las variadas culturas del mundo a la luz y el color de la fotografía.

Pero fue la serie Traveltalks de John A. Fitzpatrick para MGM quien impulsaría definitivamente a esta suerte de etnografía cinematográfica.  Las películas de esta recoplicación se hicieron durante la Depresión y el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Sus imágenes traídas de tierras lejanas, algunas de ellas en Technicolor, ofrecían un breve escape del mundo real.

La voz del globo recorrió Europa, las Américas, Asia y el Pacífico Sur; aunque África, (la guerra en el norte del continente difícilmente lo hubiese permitido) fue ignorada en gran medida.

Los cortometrajes siguen un mismo formato, el equivalente cinematográfico de una revista o un fascículo de enciclopedia. Las imágenes escogidas son usualmente sitios turísticos y centros económicos, acompañadas de fragmentos musicales de origen local y la narración del productor Fitzpatrick, repleta también de afirmaciones dudosas y muchos estereotipos.

A medida que se acerca la guerra los destinos turísticos se reducen y el discurso patriótico colma la sala, reflejo álgido del aparente final de la paz mundial.